sábado, 15 de agosto de 2020

BIZCOCHITOS DE GRASA

 




Sé que ud muy probablemente se aburra antes del minuto de andar leyendo esta entrada. Así que seré breve pero contundente como un puñetazo del Chino Maidana  en el  primer round: Me gusta cocinar. Disfruto hacerlo y experimentar el ajuste de las infinitas variables que una receta dada permite porque convengamos que, en general, las recetas tienen un esquema inamovible que no permite salirse de su libreto sin pagar las consecuencias. Por eso digo que cocinar es como tocar jazz: hay una receta, una idea que nos guía pero que podemos variar infinitamente y ahí está gracia y, por supuesto, el toque personal del cocinero.

La idea es ofrecer recetas que puedan hacer todos, en todos lados y con elementos que se puedan conseguir sin caminar más de dos cuadras. Un recetario lo más democrático posible porque creo que poder cocinar es y debe ser accesible.

Una contra hay: cocinar lleva tiempo, como todos los procesos. Acierta el Pepe Mujica cuando dice que lo más valioso que tenemos es el tiempo porque nunca vuelve y no se puede comprar.  Tal vez, ese tiempo en cocinar, en cocinarte, es el tiempo que dejás pasar boludeando en redes sociales esperando al delivery que te traiga el pedido ya. Y te aseguro que en media, hora, cuarenta minutos, podes cocinar algo mil veces mejor y más sano.

Y por último, serán recetas testeadas por quien suscribe. Y digo testeadas porque no pretendo ninguna originalidad. Soy un Salieri de recetas que sólo las ejecuto y cambio algunas notas sutiles.

Y antes de irme, claro, la primer receta: Bizcochitos de grasa. Pero antes de empezar, claro, necesito decir algo: 

Vivo en Rosario y por cosas que no vienen al caso viví mi niñez en Santa Fe Capital, mi adolescencia en la ciudad de Esperanza y el resto de mi vida en la ciudad de Rosario. Esta suerte de nomadismo me ha permitido observar sutiles variantes en el lenguaje (ej: En la zona sur de Santa Fe a la camioneta de le dice “chata” y más tirando al centro de la provincia de le dice “pick up”) Así también en Rosario y alrededores los bizcochitos de grasa no son los mismos que se hacen en Santa Fe Capital. Allí los bizcochitos son chatitos y cuadrados o redondos y esponjosos. Esa presentación no existe en ningún otro lugar del universo. En Rosario los bizcochos son grandes y cuadrados y hojaldrados. Existen sí los cuadraditos chatos. Pero de los otros redonditos no. Otro tema será otro día la receta de la fugazza rellena que es única de la ciudad de Santa Fe y que no existe en otros lares del mundo.

La que aquí sigue es una receta que permite una aproximación  a esos ricos bizcochitos de la capital de la provincia invencible de Santa Fe, que es la ciudad de Santa Fe (no, bruto, Rosario no es la capital de Santa Fe). Y son suaves, esponjosos, lúbricos y obscenos.

Allí vamos

 

 Ingredientes

·          

·         250. de harina

·         75. de grasa vacuna o porcina esta última es más invasiva en el sabor pero es cuestión de experimentar, como todo en la vida por que experimentando el mundo mejora.

·         125. de agua

·         20g. de levadura

·         1 cdita. de azúcar

·         1/2 cda. de sal

·         Azúcar y sal extra para espolvorear

Pasito a pasito.

  • Colocar la levadura en el agua tibia y disolver hasta que se haya desintegrado completamente.  Agregarle una cucharada de azúcar y un poco de harina. Reservar mientras preparamos el resto de los ingredientes, hasta que espume.
  • Calentar la grasa hasta que licúe (puede ser al microondas) y dejar que entibie, no debe estar caliente al agregarla a la masa. Lo importante es cambiar su consistencia, si no tienen microondas pueden hacerlo en una olla. Tiene que quedar blanda y manipulable.
  • Hacer en un bol una corona con la y poner la sal en los bordes. Es importante que esté en el borde y no en el centro ya que no debe tocar la levadura. Recordemos que la sal hace que la levadura no actúe correctamente.
  • Agregar en el centro el agua con la levadura y unir bien con las manos hasta integrar a la masa. Tiene que quedar una bola hermosa y manipulable que no se te peque en las manos. Si eso no pasa agregar harina muy de a poco hasta que ocurra la escisión mano- masa.
  • Incorporar ahora la grasa a temperatura ambiente. Formar la masa. Grasosa. Es decir, ya había una pasa, pero ahora le agregamos grasa y queda una masa, pero grasosa, que no es la misma masa sin grasa pero es otra cosa grasosa (uf, y así)
  • Pasar a la mesada y amasar unos minutos, hasta que tengamos una masa bien lisa. Para amasar a falta de un palote viene bien esa botella vacía o no de fernet o una botella de coca cola que, si está vacía le podés poner agua y vale igual como palote.
  • Estirar la masa y doblar en tres partes. Volver a estirar. Repetir este proceso un par de veces. Esto hará que se forme un bizcocho tierno pero a la vez crocante. Pliegue y repliegue, a más veces mejor.
  • Estirar la masa por última vez en una capa de unos 5mm. (Ya te veo con la regla midiendo los 5 mm, es ojo che)
  • Cortar los bizcochitos de la forma deseada y hágase cargo de su deseo.
  • Hornear a temperatura fuerte unos 10-15 minutos hasta que se vean dorados. EL horno bien al palo así quedan bien tiernitos por dentro.
  •  

Si se desean se les pueden agregar semillitas en la misma masa o por arriba.

Y solo queda disfrutarlos con unos buenos mates.

Buen provecho y gracias!!

 

2 comentarios:

Claudia dijo...

Le metiste forma de triángulo.¡ que pinta, excelente descripción de las vueltas de la vida fusionada con la gastronomía ¡¡¡¡

williampeter dijo...

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