Toda esta introducción para decir solamente que el post de abajo me inspiró este post que es sumamente contable y que hoy, justo hoy, encontró su momento de ser publicado porque tiene relación con el tema que surgió en los comentarios más que nada. Agradezcamos entonces, a los comentarios de todos aquellos no abducidos por facebook, que hoy esté contando ésto:
Una de las múltiples tareas de mi trabajo consiste en liquidar sueldos, hacer los correspondientes recibos y perseguir a la gente para que los firme. Costó acostumbrarlos y ahora vienen solos, no hizo falta aplicar métodos tan drásticos como para los pobres caracoles, bastó con amenazarlos con que no se les depositaría el sueldo el próximo mes si el recibo no estaba firmado.
Erase un verano caluroso de hace ya unos cuantos años y nuestra oficina se vio invadida por unas cuantas hileras de hormiguitas coloradas que merodeaban por todos lados. Tal era la invasión que nos vimos obligados a no tener que llevar nada azucarado o comestible alguno puesto que al día siguiente nos encontraríamos comiendo puré de hormigas con el riesgo de que, al cepillarnos los dientes encontremos hormigas en los intersticios dentales.
Uno de esos días vino un trabajador del ramo a firmar sus recibos. Mientras firmaba, aplasté con mi dedo índice a una hormiga que correteaba por el nerolite de la mesa. El docente ya había estampado el trazo de su firma en el recibo y mientras arrancaba el duplicado para entregárselo me increpo muy seriamente y ante la mirada de mi compañera de trabajo:
- ¿Qué te hizo la hormiguita para que la mates?
Sorprendido por tan gigantesca preocupación por tan irrisorio holocausto le respondí:
- Nada, pero molestan.
- ¿Pero en qué te molestan? ¿Te hizo algún daño?
- N. Estamos invadidos por estas hormigas y nos tienen cansado.
- Pero no la hubieras matado - me dice, la hubieras tirado al suelo.
Diciéndome esto último se fue serio y ceremonioso.
Mi gesto, luego de que la persona se va, es instantáneamente morderme el labio inferior y luego reírme. En nuestra oficina, siendo que podemos esperaros cualquier reclamo o cuestionamiento siendo que somos los liquidadores de sueldos, solemos esperarnos muchas cosas, pero jamás se nos hubiera dado por que se nos cuestione ésta que cuento.
¡Qué me hizo la hormiga a mi! Nada, justamente nada. Pero tuvo que pagar el pato por todas sus amigas que un día me invadieron el paquetito de las 9 de oro y un sanguche de miga. Ella, una hormiga solitaria, respondía por todo el universo de hormigas en ese momento.
Pero si mi índice hubiera tenido que matar a la hormiga o a su abogado defensor no hubiera durado en empalar y embadurnar con jalea real al abogado defensor y entregarlo a la hormiguita y a toda su colonia para que le devoren hasta la médula. Nunca nos olvidamos de aquella anécdota y de ese cuestionamiento por haberle robado una efímera vida a un exoesqueleto de tres milímetros de largo.
Es que, sepan disculparme, pero me puedo bancar que me recriminen ser cruel con los animales - y no lo soy - pero que ya me estén endilgando ser cruel con los insectos ahí me les planto y me les cago de risa y, llegado el caso, no lo banco. La nimiedad de UN insecto es justificativo suficiente para desconsiderarlo. Venga a bien la crítica si mi accionar atentase contra toda la especie, pero UN insecto....no. Eso sí que no.
Por otra parte se me ocurre ahora ensayar respuestas posibles a la pregunta de ese señor y podría haber respondido:
1.- - Esto, N. lo hago por tu culpa, porque no te tolero, no me gusta tu firma en los recibos, no me gusta la forma de tu barba y ese aire de teórico marxista que destilás en toda tu ontología. Lo hago así porque hay un Código Penal Argentino que me castiga con reclusión perpetua si acaso quisiera hacer lo mismo que hice con la hormiga pero con vos. Porque si, quiero matarte ahora mismo, pero como no puedo me la agarro con la hormiga. La putamadrequeteremilpario, esta hormiguita sos vos y mirá mirá mirá (mientras la hago puré con el dedo índice).-
2.- Siempre he detestado a los comunistas, los zurdos y todo lo que tenga que ver con ellos N. Al ver a una hormiga roja no puedo evitar aplastarla con todas las fuerzas que exhalan todos los odios de mi ser. Aparte las hormigas viven en colonias, trabajan comunitariamente todo eso, que me suena a marxista, leninista, trotkista y toda esa sarta de lacayos del capitalismo que no me vienen a gracia. Por eso tampoco me gustan las corridas de toro, por la capa roja.
3.- Creo en la reencarnación N. y creo que toda cosa que reencarna en una hormiga es porque está a punto de llegar al Nirvana, puesto que, siendo hormiga ha alcanzado el grado máximo de pusilanimidad en la cadena biológica. Es por eso que las mato, para que lleguen al Nirvana y conozcan el verdadero rostro de Brahma, que es muy parecido al de Kurt Cobain con mucha cerveza encima.
Pondré solamente tres porque compromisos asumidos me indican que debo irme a despedir el año por ahí.
Arrivederci