Una generación, por regla, se considera sobreviviente respecto a las generaciones que les suceden. Por contrario, nuestros antecesores se consideran sobrevivientes respecto de nosotros. Como sea, ese cliché que escuchamos de nuestros mayores y que luego, ya mayores, repetimos inevitablemente, da cuenta que nos hemos perdido de vivir algo y lo mismo auguramos a las nuevas olas. Este loop habrá de repetirse inevitablemente en el devenir y, aunque Heráclito lo niegue, el mismo río nos salpica más de una vez.
Si el dicho “Todo
tiempo pasado fue mejor” es cierto, fue mejor porque la vida era mucho más
simple, las opciones eran mucho menores y los diagramas de flujo de la vida no
irritaban la vista ni las neuronas. En las vidas anteriores tenías como mucho A
o B y, en el peor de los casos C y D y no más de ahí. El fin de la paz
sobrevino cuando el mundo simple si sencillo se colmó de opciones complejizándose
y esa complejidad de ahondó con la velocidad de la vida poniendo cuarta o
quinta a lo que andaba bien en tercera. Hoy no solo hay mucho sino que no hay tiempo
para ese mucho. La vida nos pasa por encima y no le sentimos el sabor.
Si el dicho es falso, lo que por que todos los
tiempos anteriores fueron sumamente hipócritas. Las apariencias, las dignidades,
los fueros, las posiciones sociales infranqueables, instituciones indisolubles
que sirvieron para ese tiempo pasado mejor pero que no supieron adaptarse al
porvenir. Por cuidar las formas, éstas no encajaron en los nuevos cuerpos que
surgían. Se sonreía por afuera y se lloraba por dentro. Mucha gente fue feliz
en el pasado, y hubiera querido saborear la libertad de los nuevos tiempos.
De mí, dudo
sobre todo purismo sobre la verdad o falsedad del axioma. Cada tiempo fue el
que fue y el que nos tocó.
Celebro que haya
más opciones que otrora.
Extraño ciertas
lentitudes de caracol para la vida.
Detesto el
vértigo moderno que lleva a una mala digestión de las emociones.
Celebro que se
caigan instituciones mantenidas al pedo y se corran velos felices de una vida
infeliz.
Celebro que se
caigan prejuicios y se abran nuevas identidades.
Destesto que las
verdades ya no existan.
Detesto que el
éxito le gane al talento.
Amo estar estar
viejo para saborear lo importante y odio estar viejo para repetir que todo tiempo
pasado fue mejor, pero amo poder decir algo al respecto.