miércoles, 22 de marzo de 2023

SON COSAS

Un día de sol es sólo eso: Un día soleado.
Una luna llena es sólo un satélite en el que rebota luz ajena.
Una lluvia es agua que cae por condensación de vapor y atraída por la gravedad terrestre.
El mar es sólo un montón de agua en la superficie del orbe.
Una montaña es un accidente geográfico: Un montón de rocas elevadas.
Un río es un montón de agua que fluye al mar que, como dije, es otro montón de agua pero salada.
Un ser vivo equis es una cosa orgánica que nace, se reproduce y muere.
El planeta Tierra es un planeta más entre otros. Apenas un pálido punto en el universo.
El universo mismo es una cosa en la que estamos o eso creemos.
Son cosas, un montón de cosas que están desde siempre ahí, embobándonos como siempre y como siempre motivándonos a contemplarlas, a ser objeto del arte, de la ciencia, de la cultura y de la más excelsa pelotudez humana también.
No sé por que todo ese montón de material, de a momentos, se nos vuelven cosas únicas y las tenemos en el estante de nuestras biografías como una colección de souvenires inútiles que algún viajero amoroso nos trajo de por ahí.
Creo, sin equivocarme, que todas esas cosas no tienen culpa alguna.
Son nuestras historias, estúpido.
Un día soleado es solo eso hasta que un día soleado te enamoraste por primera vez o se murió un ser querido. Un día de sol desde ahí es otra cosa
Una luna llena sentiste la pérdida o encontraste tu primera melodía y la luna llena es otra cosa.
Un día de lluvia conseguiste una larga meta o te enteraste un diagnóstico. Un día de lluvia es, entonces, otra cosa.
Y así con todo.
El universo, el mundo, son cosas llenas de cosas que nosotros teñimos con nuestros pequeños mundos.


domingo, 19 de marzo de 2023

La Calor 2

 

Casi un mes de sofoco. Un fuego imperdonable. Un calor ingobernable. Un calor que nos tiró por el piso sintiéndonos un boxeador que perdió el titulo del mundo, noqueados por una abominación climática.


En la mayoría de las culturas, el calor está asociado a la vida, al nacimiento, a la fecundidad, a la fructificación, a la seguridad. El fuego era el refugio de los primeros hombres cuando el sol desaparecía, y allí crecía la vida, la sociedad y toda esa porquería llamada humanidad.


Todos ven en el verano el soplo vital, ese que Dios usó para convertir en humanos a unos emplastos de barro moldeados por sus manos poderosas de alfarero del destino.


Yo veo en estos veranos el anticipo atroz que nos espera por habernos portado tan mal con la Pachamama. Nos hemos convertido en carne trémula arriba de una plancheta en cocción lenta, tan lenta que tiende a infinito. No nos damos cuenta que pasamos del rojo al marrón. Es difícil ser team verano.


Si queremos exculpar al verano propongo crear una quinta estación. No sé qué nombre ponerle, pero sugiero como fuente de inspiración para ese propósito la Divina Comedia. De allí imaginar un nuevo círculo del infierno de dantesca denominación o bien un purgatorio más severo que el del poema el cual, obviamente radica en este plano terrenal y en este tiempo presente el cual en nada ensalza la vida considerada como un fin en sí mismo.


Veamos:


Escasea el agua. Los ríos se secan, las napas se secan, la lluvia no llueve y si sale agua de la canilla está marrón o causa cáncer. Solo resta pagar bidones que suelen estar peores que el agua de la canilla y el aguatero se olvida de pasar.


La electricidad merma por históricas demandas y también por históricas incompetencias gubernamentales, por hijos de puta que prenden aires acondicionados – artículo de lujo - a 17° y por las comunes ambiciones empresariales.

El sol es cancerígeno para aquellas personas que deciden convertirse aceleradamente en pasas de uva en pleno mediodía.

Los efluvios y miasmas emanan por doquier en cantidades siderales de las alcantarillas, las axilas y las entrepiernas.


Insectos bíblicos y enloquecidos, nacen, crecen y mueren en proporción geométrica y pican, infectan y zumban como si no hubiera un mañana.


Cocinar es un crimen. Prender una hornalla es homicidio calificado. Prender el horno es genocidio. Solo resta comer crudivegano – gérmenes patógenos que nos comen desde adentro - o ultraprocesados – diabetes 1 y ACV.-


Si a este cuadro se le suma en ciertas regiones la humedad ambiente esas regiones son cajas de petri o erlenmeyers en la cual todos seremos alimentos de hongos fosforescentes bípedos que, tarde o temprano conquistarán el orbe. La humanidad será extinguida por un gran reemplazo de seres fungiformes. El futuro es de los hongos. Para las regiones secas el destino es ser un gran secadero donde la humanidad se convertirán en momias que testimoniarán tiempos horribles en el futuro.


Sin dudas, nos extinguiremos de un modo más cruel que aquél por el cual se extinguieron los dinosaurios.

Mientras el verano sea verano ésta será una estación feliz solo para les giles que se sacan selfies y ponen “playita” o “pile”. El resto es puro camino a la extinción.


El invierno es la única salida política posible.