Una gran carencia
de protagonismo le llevó a identificarse con el progresismo. Apostató a la Iglesia
católica, se hizo atee, judíe sioniste y musulmane al mismo tiempo. Hije de
aristócrata familia, renunció a toda la comodidad de su centro de vida familiar
– menos a la caja de ahorro – y se fue a vivir entre otros marginales, pero con
generoso paquete de datos. Tomó sol para hacerse más moroche, pero lo delataba
su pelo rubio así que se tiño de los colores del arco iris. Repudió su
heterosexualidad y fue todas las demás sexualidades que hoy existen. Militó
todas las disidencias y repudió toda normalidad. Se tatuó en la piel todas sus
convicciones pero como cada convicción es una cárcel, sus tatuajes pasaron a
ser un prontuario de lo alguna vez estuvo convencide. Como odiaba a la derecha
se amputó su extremidad derecha. Y cuando la derecha fue reaccionaria se amputó
la extremidad izquierda. Una vez le preguntaron quién era. No lo pudo soportar
y se pegó un tiro en la boca con total normalidad. Gatilló el 38 con sus dos
pies.
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