miércoles, 17 de junio de 2015

NUESTROS SUEÑOS

¿Adónde dejaste tus sueños? Los has dejado ir como un barco de papel hacia esa boca de tormenta donde van a parar las ilusiones que se van junto con el agua mediocre de una vida segura. Alguien vendió su guitarra por mercado libre, otro decidió dejar de intentar cambiar el mundo y hoy solo se limita a dar vueltas al globo terraqueo de su escritorio. Una dama ha regalado a la amiga de su hija su mochila de 70 litros por una cartera de Luis Vuitton. Aquel estudiante de oceanografía hoy escanea maletas en Ezeiza. Aquella posibilidad del sur quedó en un monoambiente del centro y aquel viajecito por Europa uno lo hace en el led curvo con lentes  3D. Y uno se olvida de lo que quiso ser por lo que pudo ser. Pero en algún lugar de sus cabecitas, algo, bailando en chispas desde el mas allá, les recordará que, en lo más hondo del placard, lo espera una guitarra, o una mochila, o un mapa de Asia.

sábado, 13 de junio de 2015

EL GRAN SUBMARINO RUSO

Por las noches de luna clara los canoeros suelen ver al gran submarino ruso, un rorcual de hierro oxidado que chirría al salir tomar aire a la superficie. Aunque ya no tienen balas apuntan sus cañones hacia cualquier cosa que les pueda representar algún peligro. Según parece, - dicen - llegaron por acá persiguiendo al enemigo alemán, pero por esas cosas de la guerra, se perdieron en el Paraná y no quisieron volver, estepa siberiana albera horrores peores que deambular en un submarino por el padre río. Sus tripulantes son casi centenarios y se las ingeniaron para armarse un difuso club del truque que va desde Asunción hasta San Fernando, lo que sí, siempre hacen su base en Rosario, aunque sólo salen de noche, cuando la luna clara y llena lame la piel de hierro y las largas barbas de los marineros, por que eso si, no han podido han conseguido combustible, comida, alcohol, putas y submapartes, pero ni una puta hojita de afeitar, ni para rasurarse ni para suicidarse sin motivo, si total eran felices y el pacú les gustaba. Cosas lindas de la patria que no habla el cirílico, pero se hace entender como el dulce de leche que tanto les gustaba en forma de conitos bañados en chocolate alpino. Prefectura los omite en los registros de sus rondas de noche, los habitantes del Charigüé omiten crónicas y evidencias, solo hablan esos pocos canoeros, quizás en venganza por que las paletas rompieron algún espinel o el periscopio los asustó alguna noche sin luna. Así que si usted, algún dia, alguna noche de luna clara, usted merodea por los barrancos y ve un cigarro sumergido en un lecho de plata, salude a ese viejo submarino ruso que engalana estas aguas con marcial espectro.