viernes, 5 de octubre de 2012

El vasito de cerveza está quieto en la mesita de luz. Zumbó un relámpago a lo lejos. Allí abajo, en la calle, las voces de los muchachos yendo a algún lugar retumban entre los edificios.Mundo del viernes, mundo de la noche. Hay una pequeña revolución. Es viernes. Momento de asaltar la ilusión de ser libres. Y el kronista solo piensa en la ropa del ténder. ¿Se mojará? ¿La volará el viento en la madrugada? Otro relámpago zumbó allende los edificios. Es un garrón levantarse en boxer a las tres de la mañana a recoger la ropa para salvarla de la humedad. El kronista termina la cerveza y piensa: "Patético" realmente patético todo esto. Todo lo que tiene para decir - en pedo - es hablar de su miedo primitivo a que la ropa recién lavada no se le vaya a la mierda. Piensa que, gracias a algo, las redes sociales harán que esto pase muy de largo. Hubo cosas mejores en la vida del kronista, y no ha sido esta una de sus mejores. Pero piensa que el tender se puede ir a la mierda, y va a abrir la otra cerveza, mientras, en boxer, ve la noche pasar sobre el reloj despertador.

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