Al caer la tarde
veo, a través del vino
cómo cae la tarde
e infiero, como un adivino
venir al comunismo
de un color rojo sangre.
Detrás del paraíso están,
están, venidos del averno
yo los espero güarecido
con la verba del eterno.
Sumido en el vino bendecido
por el párroco del pueblo
con su perdón eterno vencido
y su bendición asumiendo el duelo.
¡Este es mi vino y yo los miro!
¡Él me disculpa y yo los culpo!
martes, 13 de marzo de 2012
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