jueves, 11 de agosto de 2016

EL EXABRUPTO

"El exabrupto es norma", piensa el kronista mientras contempla las luces de los misiles que explotan a un lado y al otro de la grieta. Tiempos modernos, tiempos locos, tiempos agitados, tiempos veloces. El exabrupto se propaga casi tan rápido como se condena. "Todo es tan veloz" - continúa reflexionando el kronista - "tan veloz que no hay tiempo para digerir nada de lo que pasa, ver es pensar, éso, ningún proceso entre lo que entra por los ojos y lo que llega a la mente, tan veloz como el tiempo en que el cuerpo asimila un mogul" - prosiguió mientras un osito de gel se deshacía en su boca.

El exabrupto se vuelve problemático cuando sale de la boca de las personas públicas: políticos, mediáticos, artistas y un larguísimo etcétera. Y se vuelve problemático por el poder que tiene la palabra en los labios de estos personajes. Y si sumamos a ese poder el otro poder, el de las redes sociales y los medios de comunicación, el resultado con esos proyectiles mediáticos que borbotean por el limbo que cubre la grieta. Una artillería pesada lanzada por opinólogos que de un lado y de otro explotan sin tregua y sin piedad. "Ver es pensar" - repite el cronista.

Mientras otro mogul de apresta a deshacerse en su saliva, el kronista piensa en todo eso que el exabrupto genera: una procesión de estulticia de un lado y del otro, un cúmulo de gente reactiva no apela a detenerse un segundo y decir "¿Qué onda?  Ese mínimo instante de reflexionar un poco y ver el asunto de un modo neutral. El kronista piensa que éso es un algo difícil. En efecto, la reactividad está a la orden del día, tanto como el exabrupto.

Reactividad, exabrupto, velocidad de la información es un combo mortal que anula la reflexión y la capacidad crítica, considera el kronista.

El mismo kronista reconoce que más de una vez se ha dejado llevar por el torrente de esta guerra, que se ha dejado llevar por el exabrupto, que se ha dejado llevar por la irreflexión del exabruto y que ha caído preso de la velocidad de la información. Los mogul se terminaron, pero el mate ya está listo. Listo para contemplar y reflexionar los exabruptos, la guerra sobre los exabruptos, y mientras la información vuela, el kronista busca analizar la evidencia, antes de tomar posición.


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