domingo, 2 de enero de 2011

LA GENTE DELICADA CON LAS COMIDAS

Usted se reúne con un un grupo amigos o conocidos a comer con la excusa de charlar y así pasar un rato. No olvidar, en este país no nos juntamos a charlar, nos juntamos a comer y, si se puede, charlar y pasar un momento lo más agradable que se pueda. Pongamos que llega el momento de elegir un menú, generalmente hay dos líneas a seguir, o cada comensal elige algo de su agrado o bien deciden por optar por una sola cosa para todos los comensales, una pizza, una picada, por poner dos ejemplos. Ilustremos el tópico con la primera línea, cada uno se pide algo de su agrado. Dentro del grupo tendremos a Fulano que se pidió unos "Sorrentinos Charles Bronson" con una salta "stiletto", por supuesto, más seducido con el nombre que por los ingredientes que puedan contener. Llegados los canelones y puestos frente a él para ser degustados, Fulano comienza a escarbar los canelones para ver qué tienen adentro, mientras revisa, pregunta qué son esos "pedacitos violetas medio duritos" y los mira con desconfianza como si se trataren de porotos de curare o alguna ignota hierba amazónica asesina. Frunce el ceño con temor al oler la salsa que los cubre, algo un poco más penetrante que el pesto de la nona pero con el color de la sangre que las balas y los puños de Charles Bronson derramaba sobre la arena del desierto, si, ese es el color de la salsa: sangre derramada sobre la arena del desierto y tal es el espesor de dicha salsa bañando esos canelones de porciones generosas. En conclusión, el Fulano come medio canelón de su pedido y se pasa el resto del ágape bajándose las paneras y, a lo sumo, se pedirá un postre para no llegar muerto de hambre a su casa, los peores, directamente, después del ágape, se van a comer a un fast food o hacerse un sandwich de pan lactal.

Yendo a la segunda línea posible, el grupo de comensales decide pedir una sola cosa en común, pongámosle, un guiso de lentejas. Al llegar los platos humeantes o la marmita para que cada uno se sirva, Fulano revolverá en su plato analizando los componentes del guiso con ojo minucioso y con suma cautela, invadirá con preguntas al resto de los hambrientos compañeros con preguntas tales como ¿sabés qué es esto? o exclamaciones del tipo ¡Ay, esto no me gusta! descalificando un pedacito de algo que quizás jamás probó y ni siquiera sabe si le gusta ni se gasta en conocer qué es, o al menos probarlo. Entonces, usted verá que al costadito del plato de Fulano habrá un monton de trocitos de ingredientes que, más por ignorancia que por real conocimiento de qué es y si le agrada o no, son discriminados del resto menos sospechoso y más fiable.

Desde estas líneas, quien suscribe, descalifica a esa categoría de ñañosos y miserables que son capaces de cagarse de hambre o despreciar una comida hecha con amor por el solo hecho de una desconfianza prejuiciosa. Lo mismo pienso de los que antes que aprovechar un resto de comida lo tiran, sin aprovecharlo para otra oportunidad. Sobre todo pensando que día a día un montón de gente se muere de hambre, otros dejan de lado todo un menú que, quienes los que somos inmnunes a sutilezas tales como un color extraño un olor medio rarito, o un sabor que no por exótico prohíbe comer el alimento, devoramos ansiosamente sin miramientos y sin piedad. Y creemos que esta delicadeza y prejuzgamiento no es sino una consecuencia perjudicial de una sociedad de consumo que nos lleva a esta clase de actitudes irreflexivas por su excesiva reflexión. Quede claro por demás, que los gustos de cada persona son respetables, pero cuando una mínima sutileza implica descartar el resto del producto hasta el desprecio del todo, no puedo sino repudiar actitudes. Cabría preguntarse si un curso de supervivencia, donde lo que hay siempre es lo mejor que puede haber en tanto es lo único que hay abriría un poco más la cabeza a estos cabezas huecas que ignoran que su actitud es un menosprecio hacia el que quizás no tenga muchas opciones para elegir a la hora de tener un alimento.



1 comentarios:

A. dijo...

jeh, buenísimo.

y me encantó lo de "actitudes irreflexivas por su excesiva reflexión"
te citarè en picadas y comilonas, y también en estas vacaciones en la playa, tan llenas de morfi campamentista

abrazo