martes, 18 de enero de 2011

CRONICAS DEL VIAJERO - EPISODIO 1

Aconteció que al kronista se le adentró el espíritu de Guamán Poma de Ayala y decidió emprenderla en solitario por aquellos viejos lares que otrora fueran del Virreynato del Alto Perú. Y así fue que, no existiendo exorcismo posible que expulsara a Guamán del litoraleño escriba no tuvo este otra alternativa posible - ni quiso que la haya - que meterle nomás para aquellos lares. Los tiempos pasan, pero los caminos quedan, ya no hay fieras que acechan con sus zarpas ávidas de hemoglobina, ni malones al grito de "matandu huinca", las rutas de tierra hoy son caminos pavimentados y aquellas carretas de poco engrasados ejes hoy son reemplazadas por buses semicama. En el caso que a esta crónica ocupa, un Nueva Chevallier. Y aconteció que, estando prevista la partida del poseído para las veinte horas del día del señor del 17 de enero de 2011, el susodicho ómnibus tardó una hora más de lo previsto por motivos llamativamente ignotos que exasperaban la ya amplia ansiedad de kronista y poseído. Alrededor de ambos dos que son uno, un gordo señor con blondas y extranjeras mochileras, miraba la caída del sol y desde allí intuía el arribo del ómnibus, con tanta poca suerte que, de haber jugado a la quiniela, la hubiera tenido más. Entretanto, dos muchachos compraban a un vendedor ambulante, dos perfumes falsoimportados convencidos de que con ellos olerían bien. Pero finalmente, siendo las veintiuna horas del mismo día, llegó el ómnibus para beneplácito de todos, sobre todo de una tucumana que no paraba de florear su verba sobre recomendaciones turísticas. Ya depositado el gigantesco matambre arrollado que portaba en sus espaldas y que se conoce más bien como "mochila" o "chuspón" en términos mas propios de la zona de visitas, se subieron al ómnibus con una gran incógnita propia de todo viajante: saber quién sería el acompañante de turno, siempre rogando, claro está, que sea una bella y empática dama, mas los ruegos fueron escuchados o defecto o en exceso puesto que nos tocó una monja que se pasó el resto del viaje envuelta, además de su hábito, en infinidad de toallas y tomando una bebida gaseosa cada media hora. Insiste Guamán en aclarar a través de mi, o sea, el kronista, que la monja tenía un aliento a camposanto abandonado que alteraba el universo. Recalando en Rafaela, el kronista, acudiando por el hambre, sale eyectado del autobús rumbo a combrar algo que lo sacie, consideró conveniente y prudente un par de medialunas con jamón y queso más secas que la misma Puna, a las cuales bajó por su garguero con vasitos de agua que previsoramente había puesto en su termo de acero inolvidable. En plena faena de masticación se hallaba cuando percibe que una señorita agradable a los sentidos se pose en el asiento del lado opuesto, y nota, pero sin mirar, que un cuerpecito humano, pero de niño se sienta en el asiento del medio, pensando el kronista, justamente, que se trataba de un niño, mas cuando presta atención y nota la botella de medio litro de cerveza constata que se traba de un enano a quien denominaremos en honor a Silvio Rodríguez y su canción - el reparador de sueños- Y resultó ser salteño el enanito y comentó al kronista de las numerosas posibilidades que ofrece la noche salteña y decía el enanito que todo debía hacerse de noche, ir al cerro de noche, ir a la balcarce de noche, ir al parque de noche, y un largo etcétera. En un momento se sospechó de esa recomendación de hacer "todo a la noche". No iba a ser cosa que el enano oficie de Curupí o de Sátiro por las zonas del cerro San Bernardo. Deglutidas las medialunas, el postre fue un tofi con dulce de leche y medio tranquinal para dormir bien, lo que se logró hasta Santiago del Estero mirando un poco del Misky Mayu y luego, hasta San Miguel de Tucumán el viaje fue un duermevelas sumido en una nebulosa que no se describe con palabras de este mundo. Guamán, el poseyente, ya se relamía de placer por estar en sus terruños otra vez.

FIN DE LA PRIMERA PARTE



1 comentarios:

Alyxandria Faderland dijo...

Me mate de risa con la compañia feemnina, no muy buena pero femenina al fin, y el estado de las medialunas.