sábado, 15 de enero de 2011

APUNTANDO

Una sensación que tuve a lo largo de mi vida estuvo relacionada con la práctica de los deportes: la sensación de estar a punto de convertir el tanto. No se trataba de que no se convertía o se erraba. Ambas cosas sucedían, como en todos los intentos. Mas lo que siempre noté fue que la mayoría de los intentos siempre fueron en el casi, en el borde, en el palo, por apenitas. Fue hoy que, pateando penales con mi sobrino es que reflexioné sobre ello, en realidad reflexioné y junté ganas para escribir sobre el tema por que la reflexión de la sensación me acompaña desde más atrás. Me pregunté entonces sobre qué es lo que necesito hacer para transformar el "casi" en un "acierto". Y pensé en que gran parte de la cuestión consiste en enfocar mejor. En efecto, a veces desviamos el objetivo verdadero hacia sus límites o adyacencias, a veces por miedo, a veces simplemente por no animarnos a querer convertir o por que no nos interesa demasiado el objetivo. Soy de los que piensan que cosas como estas, tan cotidianas, nos hablan de nuestro propio universo encerrado en esa carne y en esos huesitos que retienen nuestras almas en estos lares terrestres, en síntesis, esto de estar siempre a punto de es un reflejo de mi propia existencia. Unos tiros al arco que a veces entran, a veces van afuera y muchos de ellos casi entran creo que reflejan un poco que necesito enfocar mas y tener como objetivo el campo delimitado entre los palos y no los palos mismos, y para lograr eso es necesario seguir pateando, definir adonde patear y saber si es a ese arco al que se quiere patear. En mi caso se trata de enfocar, enfocar y enfocar y patear, patear y patear, y para eso hace falta disciplina y esfuerzo, y la disciplina y el esfuerzo requieren siempre un grado de renuncia. Bueno, de eso se trata. Seguiré pateando pero enfocando con la mente y el corazón.

1 comentarios:

Tony dijo...

Con el tiempo esa frase; "Vive cada día como si fuera el último, porque uno de ellos será verdad"... se hizo mas real y entonces comencé a meter goles.
Un abrazo... lejano y no.