Y los carpinchos chirripiaron: Eh, largá la posta Bargú
Y Bargut dijo: "Este, muchachos, es el apocalísis, pero sin lo jinetes, sin la bestia, sin el séi séi, sin la protituta y sin lo muerto que se levantan de la tumba"
Los carpinchos volvieron a chirripiar: Largá Bargú o nos vamo a pastar
Entonces, Bargut inspiró un chorro de aire fresco, límpido, rebosante de frescura, cerró los ojos y sus párpados cerrados transmitían tal quietud y tal profundidad que los carpinchos enmudecieron como si estuvieran viendo el hongo de una bomba de hidrógeno. Entonces, Bargut se tensó y parecía que de un su interior iba a salir algo que cambiaría el orden total. Los carpinchos comenzaron a chirripiar de éxtasis ante lo desconocido por venir del interior termodinámico de Bargut. Entonces, Bargut abrio los ojos y dijo:
- No che, disculpen, pero hoy tengo muy los pies sobre la tierra y no me sale decir de esas cosas que no se entienden pero que suenan lindo.
- Pero Bargú que pasa che, nos tás forriando vó - chirripiaron los carpinchos reventados de bronca.-
- Paren boludos, paren ya me va a salir, es que... es que... estuve enamorado, y creo que aún lo estoy, y que algo de todo eso me cambio, y quizás el sol que siempre tiene su mismo color hoy me parezca de otro color, que quizás mi corazón sea más sabio, que quizás la lluvia me resulte más amarga al verla caer triste desde ese cielo de gris y de hielo que todo lo cubre. Y sepan, boludos, que, ida la fantasía solo me queda ilustrarlos, ya no con lo que nunca fue, sino con lo que ha sido, ya no más con espectros y ectoplasmas de incomprobable existencia, ahora ha de ser con uñas que se hundieron en la tierra, con dedos desgarrados por ganchitos de abrochadora mal abrochados, no les vengo a ofrecer pócimas de brujos errados, les vengo a ofrecer vino en cajita a cinco pesos en el supermercado coreano.-
Ante esas palabras los carpinchos se fueron al supermercados, y Bargut, se quedó llorando.
Y así era cuando Bargut y los carpinchos se juntaban cada tanto...