Dando marchas y retrocesos finalmente aqui estoy. Bienvenida, si, la autorreferencialidad, la escritura a vuelo de colibrí, la celebración de escribir y olvidar lo escrito, la emoción de pisar en el barro fresco y olvidar la huella y su impronta, simplemente por que hay otro barro por delante que espera nuestro surco y nuestra futura memoria impresa en su indemnidad, y así con la escritura, escribir y olvidar, porque hay mucho que recordar. Este año ha sido empezar a terminar, hay una búsqueda grande y hay vestigios de encuentro, viejos circuitos que buscan llevar y traer, procesar y reprocesar, viejos mapas sin otro tesoro que la propia ruta que indica algún lugar, simplemente un camino, un norte, un rumbo. Aposté a un cambio, lo deseé y se dió. Corroboré que lo que realmente se desea con todas nuestras ganas necesariamente se cumple. He aprendido a quemar naves ancladas en la costa y a destruir los botes para no tentarme en volver a ellas, aposté a la tierra que tenía por delante, sin temer a fieras ni tabúes. Y aún falta y en eso ando solo, sin plurales solo por no comprometer a nadie más que a mí mismo, después quizás vendrán los otros, cuando me encuentre a mí mismo, y en eso ando. Y bienvenida pues, mi propia referencia en estos escritos, porque no me gustan los archivos, no me gustan los viejos escritos, creo en esto que hoy ya lo olvido.
lunes, 20 de diciembre de 2010
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