lunes, 5 de julio de 2010

PAN Y CIRCO

Ahora que los Panzer alemanes dejaron con el culo mirando al sudeste a nuestra aguerrida, despelotada, e individualista selección nacional de fútbol nos vemos en la obligación de, o alentar a otra selección y seguir mirando el mundial o dejar de mirar el mundial y volver a centrar nuestros sentidos en la información y la deformación que diariamente durante el resto del cuatrienio entre evento deportivo y evento deportivo los medios de comunicación nos insertan en el pendrive de nuestra existencia.

Más o menos, todos hemos venido escuchando últimamente una aseveración que, no por serla, ha de ser verdadera y certera. Aseveración que, creo, surgió a partir de cierto discurso de Hugo Moyano que dijo: “Si salimos campeones del mundo en Sudáfrica, Néstor Kirchner gana de cajón en 2011”. Perdí la paciencia buscando ese discurso vía google o youtube, si alguien gusta, desde ya agradecido.

Cabe preguntarse hasta qué punto salir campeones del mundial de fútbol puede llegar a tener influencia sobre el electorado de un país”. A primera vista no pareciera que una cosa tuviera que ver con la otra, pero si abstraemos la aseveración un poco podemos decir: “Hasta que punto salir campeones de un evento que es pasión de multitudes puede influir en esas multitudes para que éstas estén tan felices que crean que todo lo que les rodea está bien y en buen camino”. Mucho se viene hablando en estos días del “operativo desánimo” organizado por un gran grupo multimedios con perfume a monopolio. Si lo pensamos, ganar el campeonato del mundo del fóbal sería una patada en los que de jedi a ese operativo desánimo. Otro poco también, los festejos del 25 nos dejaron a todos como muy patrióticos y muy contentos y todos queríamos saber de qué se trataba la cosa esta del bicentenario. La gente si, estuvo y estuvimos, muy contentos. Recuerdo también esa entrevista a Rafael Correa diciendo “que no nos roben la felicidad”.

Creo que se trata de que nos sintamos contentos, de que nos sintamos bien y felices porque las coas no están tan mal como nos quieren hacer creer o como creemos que están de mal porque a la final hay algunos que nos quieren mantener hundidos en el pozo de la amargura y de la tristeza, nos quieren mantener estancados en el pantano de la mediocridad.

Hace poco la gente de TVR sacó en su programa un informe acerca que afirmaba que “Se juega como se vive” que en cierto modo viene a ser otra forma de decir lo mismo de lo cual venimos diciendo hasta ahora. No creo que esta afirmación sea de una relación totalmente directa. Pero sí creo que estas alegrías masiva generan efectos psicológicos de bienestar. Si Fidel había pudo ganarle a Batista era porque tenía conciencia de que gran parte de una guerra es más psicológica que física. Y no es nuevo. También, no olvidemos, hay otra frase un poco más antigua que decía “Pan y circo”. Mientras los romanos tuvieran qué comer y con qué divertirse, el resto no les importaba muy demasiado.

Que este escrito no sea una apología de la tristeza, pero que ninguna construcción de un optimismo falaz nos deje ver la tristeza que aún cimienta muchas viejas y endémicas estructuras. No quiero una alegría de circo, quiero una alegría de la realidad.


Ahora que los Panzer alemanes dejaron con el culo mirando al sudeste a nuestra aguerrida, despelotada, e individualista selección nacional de fútbol nos vemos en la obligación de, o alentar a otra selección y seguir mirando el mundial o dejar de mirar el mundial y volver a centrar nuestros sentidos en la información y la deformación que diariamente durante el resto del cuatrienio entre evento deportivo y evento deportivo los medios de comunicación nos insertan en el pendrive de nuestra existencia.

Más o menos, todos hemos venido escuchando últimamente una aseveración que, no por serla, ha de ser verdadera y certera. Aseveración que, creo, surgió a partir de cierto discurso de Hugo Moyano que dijo: “Si salimos campeones del mundo en Sudáfrica, Néstor Kirchner gana de cajón en 2011”. Perdí la paciencia buscando ese discurso vía google o youtube, si alguien gusta, desde ya agradecidos.

Cabe preguntarse hasta qué punto salir campeones del mundial de fútbol puede llegar a tener influencia sobre el electorado de un país”. A primera vista no pareciera que una cosa tuviera que ver con la otra, pero si abstraemos la aseveración un poco podemos decir: “Hasta que punto salir campeones de un evento que es pasión de multitudes puede influir en esas multitudes para que éstas estén tan felices que crean que todo lo que les rodea está bien y en buen camino”. Mucho se viene hablando en estos días del “operativo desánimo” organizado por un gran grupo multimedios con perfume a monopolio. Si lo pensamos, ganar el campeonato del mundo del fóbal sería una patada en los que de jedi a ese operativo desánimo. Otro poco también, los festejos del 25 nos dejaron a todos como muy patrióticos y muy contentos y todos queríamos saber de qué se trataba la cosa esta del bicentenario. La gente si, estuvo y estuvimos, muy contentos. Recuerdo también esa entrevista a Rafael Correa diciendo “que no nos roben la felicidad”.

Creo que se trata de que nos sintamos contentos, de que nos sintamos bien y felices porque las coas no están tan mal como nos quieren hacer creer o como creemos que están de mal porque a la final hay algunos que nos quieren mantener hundidos en el pozo de la amargura y de la tristeza, nos quieren mantener estancados en el pantano de la mediocridad.

Hace poco la gente de TVR sacó en su programa un informe acerca que afirmaba que “Se juega como se vive” que en cierto modo viene a ser otra forma de decir lo mismo de lo cual venimos diciendo hasta ahora. No creo que esta afirmación sea de una relación totalmente directa. Pero sí creo que estas alegrías masiva generan efectos psicológicos de bienestar. Si Fidel había pudo ganarle a Batista era porque tenía conciencia de que gran parte de una guerra es más psicológica que física. Y no es nuevo. También, no olvidemos, hay otra frase un poco más antigua que decía “Pan y circo”. Mientras los romanos tuvieran qué comer y con qué divertirse, el resto no les importaba muy demasiado.


Que este escrito no sea una apología de la tristeza, pero que ninguna construcción de un optimismo falaz nos deje ver la tristeza que aún cimienta muchas viejas y endémicas estructuras. No quiero una alegría de circo, quiero una alegría de la realidad.




4 comentarios:

Mask dijo...

Este post esta tan bueno que lo lei dos veces en automático, le comentaría a Tevez que entrara, pero la ultima vez que lo vi estaba en clarisisisimo fuera de lugar, ahora que la defensa mexicana estaba buscando caracoles en el pasto

saludos marianus y que el blog no muera

Claudio Eugenio Sassaroli dijo...

En 1986 debe haber sido alegría pura, a la fuerza, de otro modo no sería tan recordada; la sociedad debe cumplir algunos requisitos para que una alegría nacional sea alegría sincera y no simple ebriedad y entorpecimiento de la percepción, que creo es el efecto buscado entreteniendo a la "plebe".
Ciertos días inolvidables no son reproducibles artificialmente. Personalmente no creí nunca en la imbecilidad esencial de las masas que puede estirarse a voluntad para "dominar mejor",no: me sabe demasiado a abuso de la demagogia.

Saludo uniéndome al pedido de Mask, teniendo en cuenta la cantidad de blogs que se habrán cerrado, hay que seguir justamente ahora y por eso.

Alyxandria Faderland dijo...

Gracias al pulpo Paul o a quien sea, al menos cortaron un poco con la pelotita, porque eso de juntarse si o si a perder hora y media de tu vida en algo que ni te interesa ni te gusta si ocurria en horario de oficina me tenia harta.

LORD MARIANVS dijo...

Mask: Creo que en el fútbol cosas como el gol de Tevez, el gol no cobrado a Inglaterra, penales no cobrados son de esas injusticias que hacen bello al fútbol, y no olvidemos que el fútbol siempre da revancha. Los argentinos jamás nos hemos olvidado de tu paisano Codesal. Algún día el lado de la moneda nos caerá para el otro lado. Es la ley de karma.

Claudio: En el 86 recuerdo que yo era chiquito y llovía mucho, era un día gris, horrible, frío, y me acuerdo ir a cocoyo de mi papá bajo la lluvia, y era todo alegría, una alegría necesaria en esa Argentina de democracia en pañales. La manipulación de un hipotético triunfo argento con fines electorales no hubiera sido dable imaginarlo en aquel entonces, creo.

Alyx: Cierto que usted es de las amantes de la pelotita ovalada. De mi parte, no piendo molestarla cuando se ponga a babear con esos mastodontes neocelandeses.

A los tres, como siempre, agradecidos por sus aportes. Mientras haya ganas de escribir, habrá blog. Me he puesto más selecto, pero la continuidad de momento está garantizada. Abrazos.