domingo, 4 de julio de 2010

HE VISTO A UN COCODRILO TOCAR EL PIANO

Hoy he visto a un cocodrilo,
Lo he visto verlo tocar
Un piano de teclas amarillas,
Pero no sé si era un cocodrilo
O un yacaré paguá
Porque corría tan despacito
Que no se podría saber
A dónde iría a parar.
Casi seguro – medito – era un cocodrilo
Lo que el piano vi tocar
Garrapateaba una bachata o un villancico
Una sonata, una misa o un power trio
Tocaba a pedido, presto y solicito
Por una moneda te tocaba la novena
Por nueve monedas, la novena y otro poquito
A la gorra la paseaba entre la gente
Un chorlito tomándola del pico dulce de su boca
Y si las señoras gordas no agradecían
Con un metálico el cocodrilo – art
El chorlito les largaba el extenso protocolo
Del trabajo de ser artista,
De la obligación del espectador
Del contrato no hablado entre ambos
Del valor de un espectáculo
Del valor del arte
Y del valor de quienes no saben
De qué mierda está hecho eso del arte
Entonces,
Cuando el chorlito al fin se calla
Mientras las gordas siguen tomando
el café con chorreantes empanadas
el cocodrilo cierra el piano
agradece al resto de la gilada
y a las nobles señoras gordas
las desmembra en trozos a tajadas
y se las lleva al fondo del río
Horas más tarde
El chorlito, con su mínimo piquito
Le limpia los dientes al cocodrilo
Mientras éste cuenta las monedas
Y se alegra, cuando ve muchos euros
Y unos pocos, muy pocos, pesos argentinos.

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