jueves, 22 de abril de 2010

ESTA NOCHE

Hum... hoy es una de esas noches en las que uno se predispone a expulsar rumiados pensamientos en esos ratos microscópicos que quedan entre una u otra actividad diaria. Son esos minutos que te quedan entre el haber terminado un trabajo en la computadora y entre el irte a bañar para ir a dormir, unos dos tres minutitos que mirás para arriba y te das el lujo de plantearte esas grandes incógnitas que desvelan a gran parte de la humanidad. Y es que me acontece en esos momentos el darme por preguntarme en cuántas cosas necesitamos para ser felices. También se me da por responderme inmediatamente: "muy pocas". Y si, creo que si, muy pocas, pero a medida que escribo me doy cuenta que estoy hablando de cosas y no de personas. Si, hablar de "cosas" hasta puede sonar un tanto materialista, pero - sigo pensando, disculpas por el divague - el materialismo o no de la cosa lo pone quien lee y no necesariamente quien escribe. En todo caso, metamos cosas y personas en un mismo saco. ¿Cuántas cosas, cuantas personas necesitamos tener para ser felices? Y vuelvo a la misma respuesta: muy pocas. Suele asociarse la idea de felicidad a la idea de cantidad, de acumulación de acopio. Quien más tiene es más feliz. Así, la idea de riqueza y de prosperidad se asocia a la felicidad. Sin embargo, hay pobres ricos en abundancia...

Leo el párrafo de arriba y parece un texto de Bernardo Stamateas, pero quiero seguir largando esto, que bien podría estar enmarcado es un póster al mejor estilo Phil Bosmans, pero en fin...

A lo que voy es que hay un momento que se da, tarde o temprano que usted, yo, todos, querido lector, nos ponemos a pensar que en el fondo de nosotros mismos, muy en el fondo de cada uno, todos nuestros laberintos construidos con paredes de artificio, todas nuestras complicaciones, todas nuestras rabietas, toda esa maraña de sentimientos encontrados se resumen, no en un una cuestión de cantidades, sino es una cuestión de esencias primordiales, si, creo que toda nuestras pequeñas complejidades parten de una gran carencia, de que nos falta un "algo" o un "alguien" que deseamos mucho. Pero, en el mientras tanto a veces optamos por otros deseos más corto, de vuelo rasante, y de ahí devienen consumismos compulsivos, relaciones inhóspitas, amistades pasajeras como lluvias tropicales, etc. Y a veces, por esto último, es que vivimos insatisfechos en pos de esos minideseos que vamos corriendo para no correr detrás de ese deseo más grande y más difícil de alcanzar, pero no imposible de lograrlo. Pero si, hay que saber qué son esas pocas cosas que nos hacen felices, que variarán en cada alma que por ahí ande.

Mis pocas cosas hoy en día pasan por gozar de una cierta libertad individual para lo que se me antoje hacer, una cierta holgura económica para no "correr la coneja" que afortunadamente hoy poseo, y procurar una reconstruir mi arquitectura de vínculos sociales y afectivos que en eso ando. Disfrutar crear cosas, escribir, tocar la guitarra, leer, aprender cosas todos los días, buscar soluciones, ayudar a quien lo necesite, necesitar de los otros cuando precise ayuda y no cortarme solo - aunque parezca lo contrario para quienes me conocen- . Esto, en general, es lo que necesito para sentirme bien y feliz. Tener salud y vitalidad. Leo lo que escribo y si, constato que no son muchas, pero veo que son las más importantes, algunas las tengo y otras las procuro y las deseo. Creo, por último que a veces la felicidad se resume en esta pregunta ¿Para qué más?


1 comentarios:

GISOFANIA dijo...

'ta madre, cómo me gusta esta canción...