domingo, 28 de marzo de 2010

TSUNAMI DE GATOS

Después de postrear con amigo y novia de amigo unos higos en almíbar nos fuimos para aquel cumpleaños caminando bajo la noche cerca de la medianoche. Nuestras manos iban ocupadas por el requisito de admisión propio de estos cumpleaños, un óbolo etílico. En nuestro caso, dos "Viñas de Balbo" Malbec conseguidos a coreanos precios y embalados en bolsitas de polietileno blancas con coreano logotipo de supermercado de ojitos rasgados. Al llegar a la calle indicada buscábamos la casa del anfitrión, pasamos de largo frente a la entrada de un departamento de pasillo flanqueada por un borracho que dormía la mona en la escalinata. Seguimos un par de metros más adelante cuando mi amigo, luego de enviar un mensaje de texto para que nos abrieran dijo: "Es ahí, donde está el borracho". En ese momento se abrió la puerta y salió el cumpleañero que miró al borracho. Le dije: "Qué nivel tu cumple que tenés patovica" (risas). Entramos al pasillo tratando de esquivar al bello durmiente altamente inmune y resistente a las perturbaciones del universo. Entramos a la casa, había una ronda de gente, una guitarra en las manos de uno de los invitados, unos bongó en el suelo, una mesa redonda plagada de botellas cadavéricas y otras en trance espera de una muerte vacua, cerveza, vino y fernet con coca. Se respiraba cierto ambiente de quietud, de charla amena y escancio lento. Pero...

... en un momento sonó el timbre, el anfitrión fue y a los dos minutos volvió acompañado de un verdadero tsunami que revolucionó el ambiente, fue mezclar el agua con el aceite, la arena con la leche chocolatada, el membrillo con el titano... a ver si me explico... lo nada-que-ver-con-nada. Un festejo de cumpleaños muy peña, muy Joaquín Sabina y Silvio Rodríguez, muy de charlas cultas, se vio interrumpida por la irrupción total de dos increíbles gatos adolescentes mayores de 18 hiperproducidos, hiperelastizados e hipersiliconados, una de ellas con la máscara de batichica, un minishort elastizado y un corset de cuando su abuela cumplió quince, la otra, muy pinta de secretaria ejecutiva gauchita, impecable presencia y proactiva. Ambas, luego de saludar a todo el mundo agarraron una botella de gancia y comenzaron a tomarla del pico, así, sin anestesia, sin pudor. Al rato, la batichica se fue a la computadora y comenzó a poner música de "yerba brava" "meta guacha" "pibes chorros". El resto de nosotros seguía cada uno en su lugar, preguntándonos quién era el que estaba desubicado en aquel lugar, pero de seguro que, si nos hacíamos esa pregunta introspectiva, no nos dábamos cuenta, todos estábamos viendo a esas tetas bailando unas cumbias cerveceras y fumancheras que sólo se detenían para sacarse unas fotos que de seguro irían a parar a alguna cuenta de facebook.... No, no pude aguantar no ser parte de aquel baile úbrico y me fui, el precio fue hacer un baile de la botella arriba de la botella de gancia. Y encima cantaban "Vamos la acadeeeeeeeeeeeee vamos la acadeeeeeeeeeeee," un poco peor que Iliana Calabró y algo más peor que Zulma Lobato. Pero esas tetas las redimía de cualquier pecado vocal. Pasado el baile se sentaron un rato, terminaron el Gancia y se fueron...y todo volvió a ser el mismo silencio y la misma quietud que al principio, aunque si, llorábamos de la risa por el cambio radical que ese tsunami de tetas dejó en el ambiente. Y luego nos reímos toda la noche, y también bebimos y charlamos cultamente....la guitarra no volvió a ser tocada por esa noche y reposó en un rincón de la habitación....



3 comentarios:

Alyxandria Faderland dijo...

Que cumpleaños culto, che!!! Seguramentefueun castigo estar ahi (Lizzie, te mato otro teclado destruido)

Anahí dijo...

No sé si alguien se repone verdaderamente tras un tsunami de esos...

LORD MARIANVS dijo...

Y bueno Alyx, cada uno disfruta como gusta. Es que no le conte que luego la conga siguio en Berlin..

Anahi: La verdad es que quedamos "re-puestos" y por eso nos fuimos a Berlinear...