MEDIATICOS

No es que me sorprenda por que ya no sorprende a nadie, pero cuando los veo no puedo dejar de cuestionarme si no sería lindo vivir como viven ellos, mostrándose a todo el mundo en los medios, diciendo cualquier barbaridad, tirando mierda contra todos y todos tirando mierda contra mí, haciendo querellas en tribunales para luego desistirlas - a lo sumo la contrapartida será el costo de algunas cartas documento que luego saldrán frente a las cámaras - y que me paguen por hacer todo esto. Me recorro tres o cuatro canales y gano en una semana más de lo que gano en todo el año. Si, me digo, sería lindo, poder hacerlo, pero hay que hacerlo. Ahora que pienso mientras escribo esto, para lograr estar ahí hay que lograr algo, sostener el personaje que vende, por que ese personaje es una marca. En este mundo ya no importa ni la calidad ni la vigencia, lo que importa es la marca qeu vende y mueve plata. Cada uno de estos personajes denominados "mediáticos" son en sí una marca registrada de un personaje que, expuesto frente a los medios como si de un producto ubicado en una góngola se tratase está disponible al gusto del consumidor que quiera comprarlo más allá de los beneficios o perjuicios que su consumo produzcan. Y esta gente podrá gustar o no gustar, pero están ahí, ocupando ese lugar de "mediáticos" adjetivo que creo está demás por que me pregunto entre qué median, cosa que cabría preguntarse si ya realmente los medios de comunicación "median" o bien son el punto de partida para la construcción de una realidad que sustituye a la realidad que, acorde con su función de "medios" deberían informar y no deformar o construir según sus criterios de lo que es informar. En síntesis, los medios de comunicación raramente "median" sino que "principian" no "informan", "deforman", no ofrecen espectáculos con personajes, crean al personaje-espectáculo, una maravillosa economía de recursos, un espectáculo sin arte, el entretenimiento sin ingenio. Fuera de toda moral, están ahí y ahí estarán mientras vendan y haya alguien dispuesto al consumo. Pura mercancía del espectáculo. Pan y circo y todos contentos. Por suerte, todavía se puede elegir.