lunes, 16 de febrero de 2009

JARDÍN DE GENTE



De un lado un escenario, con un teclado y dos guitarras, la inconfundible fender roja y blanca de Luis y otra electroacústica que anticipaban en silencio lo que sería la performance del concierto. Del otro lado un inmenso jardín de gente colgando sobre las babilónicas escalinatas del parque que esperaba a la estrella bajo las estrellas. “No esperemos power rock, este va a ser un show bien tranquilo” - le dije a mi amigo que, al terminar el recital, me dio la razón. Previo al comienzo, la idea fue buscar un lugar donde prácticamente no había lugar. Y cómo habrá sido que siendo el día lindo climáticamente hablando aquello parecía la cuadra de una panadería por tanto calor humano junto. Por suerte encontramos un lugar, un mínimo lugar para poder ver bien hacia el escenario, un ojo de buey delineado por las cabezas de un matrimonio que estaba sentado en el murito de la rampa de ascenso paralela a las escalinatas que se inicia por donde nace la calle Sarmiento. Y no pidamos más, ya ver fue un milagro, poder sentarnos sería otro milagro y no conozco a nadie tan agraciado todavía. Allí nos quedamos y ni soñar con movernos un ápice de lugar. En ese momento, una regordeta dama me abrazaba y acariciaba muy sutilmente a la vez que me pedía “un poquito de lugar para ver” pero su metro cincuenta me impedía ayudarla en tal empresa. Es la primera vez en mi historial de recitales en que, estando programado para cierta hora, comienza !quince minutos antes! En efecto: A las 21:45 salen a escena el Flaco y su eterno ladero Claudio Cardone a las teclas. Crepitaron los imprescindibles aplausos desde el jardín de gente hacia la estrella bajo las estrellas que salía desde un lado del escenario. Y la estrella habló y en el hablar agradeció, pidió conciencia al conducir, exhaló un fluido divague acerca de la intimidad del cielo y sus estelas y después la música comenzó a andar. Y lo primero que ejecutó tiene el nombre de lo que la música del Luis es para quienes lo admiramos: un “divino tesoro”. Las canciones, desde ahí se sucedieron unas a otras, cada una era como la “cuenta de un collar” calmo y armonioso que rodeaba suavemente al auditorio que en diversas zonas, se mostraba un tanto molesto por los de “adelante” que no tenían el amable gesto de sentarse para que los “de atrás” puedan ver el show con tanto derecho como ellos. Detrás de mí, pude percibir cómo varios presentes optaron por “irse afuera” al notar que el show no tenía los matices “power” que esperaban por parte del Flaco. La calma lírica de la velada, irónicamente, los exasperó hasta optar por la fuga en el exilio de algún bar del bajo, cerveza mediante, esperando a sus congéneres que quisieron quedarse haciendo el aguante incondicional a Spinetta. Para mi felicidad tuve el gusto de poder escuchar temas como “Barro tal vez”, “Lago de forma mía”, “Tu cuerpo mediodía”, “Todos estos años de gente” una versión hermosa de “Guitarra” de León Gieco con programaciones y atmósferas propias de Björk sin que por ello se pierda la melodía y el aire telúrico de la canción. “Astarosta el idiota” me resultó un poco larga y densa, como lo es la canción. Siguió la bellísima “Sin abandono”, “Crisantemo”, que no conocía, la brevísima “Tonta Luz”, una zamba “venusina” a decir del flaco, que no recuerdo el nombre, y quizás una que otra que quedó en mi tintero mental. Nos fuimos apenas comenzaba el bis a los fines de poder retirarnos con comodidad – poder irse de estos recitales cómodamente es una verdadera odisea-. Mientras hacíamos una lentísima procesión entre la turba de personas pudimos escuchar la inconfundible “Laura Va” y luego para finalizar la cumbre spinettiana con energía y alegría el gran clásico spinettiano:“Seguir viviendo sin tu amor”. Emergíamos de la masa acalorados, con los pies acosados por el hormigueo propio de estar parados un buen rato, pero felices y alimentados de una exquisita cena de lírica y melodía. Spinetta es un buen gourmet de la música.


4 comentarios:

Bortol dijo...

Glorioso el Flaco... en un momento mientras cantaba en ese marco de gente y estrellas pasó un barco por el Paraná y agradecí ese momento. Si pasa en París sale en todos los diarios... La zamba venusina se llama Luna Nueva-Mundo Arjo y es increíble... un abrazo amigo.

Anónimo dijo...

Estimadísimo Lord:

Me emociona intuir su emoción al disfrutar al Flaco fulgurando.

Noches parecidas a la suya disfruté años atrás, es probable que algunas fueran durante la época de su niñez.

Todo bien... carajo que sabe bien saber que el Flaco atrapa contra viento, marea y... años.

Le dejo de regalo el tema que tanto le gustó.

http://www.sendspace.com/file/vtx0ra

Abrazo.-

RAZORBACK dijo...

cuando haiga un recital de Trulalá, me avisa

Anónimo dijo...

Lord amigo:

Muchas gracias por pasar, todo un detalle tu ofrecimiento, ya que tenés música de semejante calidad me digo: metele que son pasteles!.

Sorprendeme con lo que te parezca de: Egberto Gismonti.

Abrazo.-