viernes, 27 de febrero de 2009

CHICHE EL LINYERA Y DE CÓMO ESTE BLOG MARCA TENDENCIA

El 5 de julio de 2008 este blog, a través de uno de sus tantos escritos, vaticinó algo que hoy, desde Rosario se está convirtiendo un hito masivo cual es el tener un linyera de mascota. En efecto, el "Chiche" ya tiene gente que lo aprecia, que le quiere organizar la fiesta de cumpleaños y hasta realizan campañas solidarias a través de facebook.
Es por ello que he decidido reeditar aquel cuento que estaba en el antiguo kronikón. Y para ustedes va, nuevamente, y para ustedes también, pajeros comentaristas que no escriben un puto choto desde hace rato.

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Ah, el titulo surgió por que lo tuve que guardar de improviso. Nada más que eso. Acá va el post.

Tengo sueño. Y cuando tengo sueño soy intratable. No tengo ganas de hablar con nadie. No tengo ganas de escuchar a nadie. Me paso por el quinto forro del ojete todo, absolutamente todo lo que me estén diciendo por que sencillamente, no tengo ganas, repito, de escuchar a nadie y me cago en la labia del que se esté dirigiendo a mí. En esos momentos esperen de mí apenas una silenciosa indiferencia, una mirada gacha relajante, con suerte algún balbuceo monocorde y nada más. Y me pongo malo, como nene al que le robaron el chupete o el chupetín, o sea, muy malo, pero tan malo que se me va al carajo toda noción de dignidad humana, de buena costumbre, de moral y de caridad. Y fue por eso que hoy, sin importarme que me caigan las ONG, el INADI y la Declaración Universal de los Derechos del Hombre me dije: “Quiero tener un linyera de mascota”. Si, ni un perro, ni un gato ni una iguana y ni un surubí. Un linyera de mascota, si señores. Uno de esos harapientos y barbudos señores que se orinan encima y duermen a la intemperie amparado del impiadoso frío con raídas cobijas y cajas de cartón de televisores de veintinueve pulgadas. En días como estos, estoy plenamente seguro que tener un linyera a mi lado me haría sumamente feliz puesto que me haría olvidar todo mal momento que me pueda estar aconteciendo. Nada como llegar a casa y que un tierno linyera venga a recibirte alegremente saltando a tu alrededor y que cuando te tirás en el sofá poder acariciarle su abundante pelambre hasta que se quede dormido en tu regazo. Sin dudas que bañarlo sería una ardua y divertida tarea que bien colmaría una aburrida tarde de domingo a quien no le plazca el fútbol. ¿Se imagina lo gracioso que sería ir corriendo detrás de su mascota intentando bañarlo con un chorro de alta presión por todo el patio de su casa en pos de lograr asearlo? Y que cuando se porte bien premiarlo con una cajita de su vino preferido y un pedazo de asado recalentado en el microondas, y cuando se porte mal mandarlo a dormir a la intemperie sin comida y sin vino ni cigarrillos, por que, sí, con las mascotas es necesario tener mano dura sino se nos escapan de las manos y se nos vuelve en contra. Y no olvidarse de la docencia necesaria, instruirlo para que nos vaya a comprar el diario, que nos alcance las pantuflas y el cenicero, que nos lave los platos y que nos tienda la cama al irnos a trabajar. Y no olvidar tampoco de sacarlo a pasear a la tardecita por la vereda y que se junte un rato con los otros linyeras mientras uno se pone a ver pasar el tiempo sentado en un banco de la plaza. Y si acaso se empieza a pelear con otros linyeras gritarle con autoridad para que no se haga el guacho pistola y llegado el caso pegarle con una botella de plástico para que no lo vuelva a hacer más. El castigo más extremo en caso de extrema rebeldía sería amenazarlo con dejarlo en la calle, que es donde lo encontró y no querer saber más de el. Generalmente eso no pasaría dado que una vez que un linyera conoció el confort difícilmente quiera abandonarlo por su antiguo lugar de origen. Pero si fuera necesario, no lo olvide, déjelo en el mismo lugar donde lo encontró y búsquese otro linyera. Si, el cariño hace difícil despegarse de una mascota, pero no lo dude, dejarlo será la mejor solución para usted y el linyera, aprenderá la lección al instante. Pero estas cosas, querido lector, son meras conjeturas, poseer un linyera, estoy seguro, le traerá a uno más beneficios que ventajas, quitan el estrés, el mal humor, hacen compañía y se ponen en pedo con uno cuando la ocasión lo amerita. Es por eso que hoy quiero tener un linyera de mascota y lo voy a tener. Ahora voy hacia la calle, un linyera me espera en esta vida.


Foto: Nacho Sabeeis que sii (Facebook)

Foto: Federico Berti (Facebook)


3 comentarios:

LocaComoTuMadre dijo...

No pueden ser tan hdp!!! Pendejos pelotudos!

LocaComoTuMadre dijo...

17hs, Newells & Colòn

Como lo ve?

Anónimo dijo...

no pueden ser asi!


el es una persona komo todos!
pndjs pelotudos!