sábado, 29 de noviembre de 2008

CUCURTIANA 3

Alguna vez en la calle encontré esto y escribí en base a ello lo que sigue:




Es la quinta vez que me hago el amor pensando en vos en esta noche. Estoy en el baño del boliche fingiendo catarro mientras escribo esto para vos. No aguanté la calentura al ver cómo tomabas cerveza de a pico en medio de la pista mientras sonaba nuestro tema favorito de Los Palmeras. Es por eso que estoy acá, con mi dedo índice amándome cuando no te escribe y escribiéndote cuando descansa de darme esa pasión que tu infame y peludo Sebastián me arrebata. Él me quita insidiosamente tu amor, tu amor que vos, de un modo pelotudo le regalas sólo a él como si fuera un hueso de goma saborizado. Te amo, y esto lo escribo luego de que mi índice me amó por séptima vez mientras te pensaba.

Afuera hay una cola de varias pendejas esperando el turno para hacer lo suyo. Todas son lindas, pero ninguna me calienta como vos. Ninguna de ellas incita a mi lengua a caer en el abismo de sus labios carnosos como una suicida húmeda como tus labios sólo lo pueden lograr. Desde aquella vez que juntas bañamos juntas a Sebastián todo cambió para mí, sentir tu piel enjabonada y la mía fue una experiencia que me transportó a un universo paralelo desconocido. No me pude contener aquella vez, te robé aquel beso, metiéndote la lengua hasta el fondo, y enjaboné con mis manos tus pechos pequeños pero turgentes, esas tetas que me excitan como loca. Recuerdo lo que sucedió luego, cómo me contaste tu amor incondicional a Sebastián, delante del mismo Sebastián, mientras él me miraba con lástima, todo mojado, hecho un pompón. . Esa vez para mí fue brotar y pudrirme en un santiamén.

Putita de mi lujuria, te amo. Ya no tengo muchas fuerzas más para seguir regalándote este texto, producto de mis hormonas alteradas por tu “yo” que a esta altura se confunde con el mío. Solo me queda decirte que odio (es demasiado odiar, tanto como amarte) a Sebastián con toda mi alma por que tu alma le pertenece a él. Yo no tengo nada contra los perros, pero no puedo dejar de odiar a tu Sebastián, siempre al lado tuyo, lamiéndote las mejillas, haciéndote el amor durante las noches, como cuando me contaste en la clase de Tecnología el primer día de clases. Pero desde aquella vez que lo enjabonamos juntos a ese pusilánime caniche toy, sé que nací otra vez. Vos me pariste de nuevo, sos mi madre, mi amor, mi todo, yo soy vos y no puedo concebirme fuera de vos a esta altura de mi existencia. Y aunque se bien de tu zoofilia temprana, aún aspiro a la utopía de serte correspondida y poder demostrarte todo mi caudal de sentimientos en cuerpo y alma. Y me voy del baño, ya están por tirar la puerta abajo. Voy a vos, otra vez, ya estarás borracha y tirada en la barra como de costumbre. Esta carta la leerás el lunes, a la salida del colegio. Sé bien que todo esto terminará en una botella de coca cola que compartiremos. Lo se, te conozco, te amo, te todo.

Tuya
Yanina





2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿y fueron felices comiendo perdices?. ¿cada una...por su lado?

LORD MARIANVS dijo...

Perdices no...empanadas.